Didier Drogba, el humanitario

Cuando la pelota descansa y asoma el compromiso social

El formidable delantero marfileño ha tenido una incidencia mayúscula en la vida de su ajetreado paí­s. Y lo que es muy importante, no dentro de la cancha, donde fue un crack. ¡Fuera de ella!

Por Luis Giménez

En el fútbol existen miles de historias sobre futbolistas que trascendieron fronteras por su carrera extraordinaria, pero sólo algunos de ellos son comparables al caso de Didier Drogba, que además de reunir todas las cualidades para ser considerado un jugador excepcional, le agregó su admirable compromiso social con la situación de su país.

“Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, pido de rodillas que nos perdonemos los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejemos las armas y organicemos unas elecciones libres”. De rodillas junto a sus compañeros de la selección y tras la clasificación al Mundial 2006,Didier Drogba aprovechó ante las cámaras la gran popularidad del fútbol y pidió a sus compatriotas la tolerancia necesaria para terminar un conflicto que se había cargado más de 4 mil vidas humanas por culpa de casi cinco años de Guerra Civil.

Justo cinco años tenía cuando tuvo que mudarse a vivir junto a su tío en Francia, hecho que le formó el carácter y le ayudó a aprender a afrontar los momentos difíciles que tuvo que atravesar durante su vida para poder llegar a ser la estrella mundial que es en la actualidad, aunque su legado trascienda lo futbolístico. Ya con 38 años, hace dos que anunció su retiro de la selección para darle lugar a los más jóvenes.

Nacido en un humilde suburbio de la ciudad de Abidjan, la capital marfileña, “Tito” como lo apodaba su abuela, siempre tuvo que afrontar desafíos difíciles de superar.  “Cuando llegué a Francia, lloraba todos los días. No porque estuviera en Francia, pudo haber sido en cualquier lugar, sino porque estaba muy, muy lejos de mis padres. Los extrañaba mucho”, recordó hace poco.

El desarraigo que sintió al dejar a sus seres queridos a tan temprana edad habrá sido el mismo que miles demigrantes en el mundo sienten cuando deciden abandonar su lugar de origen para buscar un futuro mejor. Eso fue lo que consiguió con mucho sacrificio y no sin antes tener que superar obstáculos que se le presentaron en el camino. Una vez establecido como profesional en la primera división de la liga francesa, los ojos del millonario Chelsea de Román Abramóvich se fijaron en el marfileño para que junto a su familia no tengan que pasar nunca más ninguna necesidad.

Muchas veces utilizado como recurso encubierto para fines malignos, él entendió que el deporte más popular del planeta no está ajeno a los conflictos que atraviesa la sociedad y decidió aportar algo más que goles para hacer feliz a su gente. Como futbolista famoso, tomó el papel de un político conciliador y pidió por la paz de su Nación después de clasificar en el 2005 a su selección nacional por primera vez a la máxima cita deportiva.

Un golpe de estado fallido en 2001 había fragmentado el país africano en dos zonas. Una rebelde en el sur y la otra a fin al gobierno en el norte. Aunque todos vieron el mensaje de paz a través de la televisión después de la victoria 3 a 1 ante Sudán y el resultado fue el esperado. Ambas partes acordaron el inicio del fin de la guerra una semana después. La excusa del fútbol funcionó perfectamente para la unificación, pero todavía quedaba trabajo por hacer y de eso se encargó Drogba: Luego de llevar el premio a Balón de Oro que ganó en el 2006 a Bouaké, lugar donde estaba instalado el cuartel general de los sublevados, logró que “Los Elefantes” disputen un partido de Eliminatorias en ese sitio, con la presencia de ministros del gobierno (con el presidente) y líderes rebeldes a la par, cantando el himno nacional juntos. Todo un símbolo de compromiso de reconciliación.

“Ver a los dos bandos juntos, cantar al unísono el himno de mi país fue muy especial. Sentí que Costa de Marfilvolvía a nacer”, aseguró el delantero, fundamental para terminar con una guerra. Nombrado Embajador de la ONU, también fue citado por la revista Time como una de las personas más influyentes del mundo en el 2007 tras haber apadrinado una pacificación imposible de lograr por otros políticos. En la actualidad, continúa jugando en Estados Unidos, pero sin abandonar su compromiso humanitario. Aportó todo el dinero necesario para la construcción de cinco hospitales con la condición de que los servicios a los niños enfermos sean todos gratuitos.

Dentro de la cancha Didier también es uno de los jugadores más influyentes. Mirá algunas de las razones en este breve video.