Textos: Julián Ponte / Fotos: Horacio Contreras
Por la mañana espectacular para desarrollar este hermoso deporte como es el fútbol. Una temperatura muy agradable, un campo de juego muy parejito, estamos hablando de la segunda cancha del predio de Villa Mitre, donde tuvieron acción el tricolor y La Armonía. Fue victoria para los de México y Thompson por 3-2, en un partido muy cambiante.
Parecía que el encuentro estaba definido para los dirigidos por Octavio Aravena estaba resuelto. Estaban ganando 3-0 a mitad del segundo tiempo, pero los chicos de La Armonía nunca bajaron los brazos y metieron a Villa Mitre sobre su arco.
Facundo Díaz abrió el marcador para el tricolor, luego de una serie de pases que entre mediocampistas y laterales, la pelota le llegó al 8 y, entrando al área, definió cruzado, imposible para que Sebastián Aceituno la pueda sacar.
Ulises Ruiz marcó el 2-0, quién recibió la pelota en la medialuna del área y con un giro para posicionarse para patear con su izquierda desarticuló a la defensa velezana. Remató con un potente zurdazo que dejó sin reacción a Aceituno.
El 3-0 que parecía definitorio lo marcó Axel Ruiz, con una espléndida palomita. El lateral por la izquierda llegó al área rival como 9, conectó un gran centro de Leonardo Toracchio, que se vistió de asistidor. Intercambiaron roles, ya que Toracchio es delantero en el equipo tricolor.
La segunda parte sería totalemtene distinta. Un par de ajustes en la alineación generaron más juego para La Armonía y empezar a generar algunas situaciones de gol para descontar. Tuvieron que esperar más de la mitad del segundo tiempo para lograron.
Román Cardile tomó la lanza y fue para adelante. Recibió la pelota dentro del área rival y a la carrera definió sobre el palo izquierdo custodiado por Alan Díaz, quien ingresó en la segunda etapa por el ruso, Emiliano Exner.
Minutos más tarde, fue el turno de Ezequiel Cabrera, quien puso las acciones 3-2 luego de que Martín Bingahi aguante la pelota, el 10 se la “robo” y remató con su zurda para descontar aún más y quedar a tiro del empate, aunque no pudo ser.