Textos y edición: Julián Ponte / Fotos: Horacio Contreras
Sporting y La Armonía nos regalaron un partido cargadísimo de emociones. Es que hoy por la mañana, en el primer turno, los pibes de la séptima jugaron a todo o nada en el predio rojinegro, en Punta Alta.
Nada hacía presagiar que Sporting y el depor nos iban a llenar los ojos de fútbol. Es sabido que los dos equipos son muy fuertes y tienen grandes futbolistas, es por esto que se imaginaba un partido cerrado, de un solo gol. Pero sucedió todo lo contrario. Hubo cinco goles, varias amarillas y dos rojas para La Armonía.
El visitante comenzó arriba en el marcador, muy pronto pudo vencer la resistencia de Martín Farías. Joaquín Navarrete, dueño de la 10 del depor, puso la cabeza para desviar la pelota luego de un córner. Su cabezazo entró en el costado de la red del palo derecho del 1 rojinegro.
Acto siguiente, Sporting respondió y empató las acciones. El lateral, el 4, Maximiliano Tabora logró conectar de cabeza un centro a la olla y la puso al ángulo, un golazo. Todo esto ocurrió en los primeros 10 minutos.
El partido se acható y empezó a calentarse. Dejaron de lado el fútbol y comenzaron a meter un poco de más. Matías Islas no dudó en ningún momento, sacó las tarjetas que tuvo que sacar, pero no logró calmar los humos. La Armonía terminó el primer tiempo con un hombre menos por la expulsión de Gonzalo Rodríguez.
La segunda etapa fue un calco de la primera en el sentido de goles. La Armonía volvió a ponerse en ventaja. Gonzalo de Prada tuvo la chance de marcar, pero su remate pegó en el poste. El rebote lo capturó Lautaro Notarangelo y pese a que había tres jugadores en la línea del arco, pudo convertir para el depor.
Una desinteligencia entre la defensa de La Armonía y el arquero derivó en la expulsión del 1 velezano y tiro libre para Sporting, tiro libre que terminó en gol. Joaquín Alba fue el encargado de cambiar la infracción en gol. 2-2 y la historia continuó.
Cerca del final, Sporting aprovechó los dos hombres de más. Nuevamente el 9, Joaquín Alba fue protagonista de la jugada, no por meter el gol, sino por habilitar de manera exquisita a Nicolás Barraza, que le ganó a su defensor y al arquero en velocidad, punteó la pelota y convirtió el 3-2, que terminó siendo el tanto que definió el encuentro.
La Armonía se quedó con las manos vacías, pero se fueron con la frente en alto por el partidazo que jugaron frente a la adversidad de jugar con dos hombres menos.
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