El `ADN de Inglaterra´, el revolucionario proyecto

Este año, los seleccionados ingleses consiguieron cuatro tí­tulos en diferentes categorí­as menores. Las claves del exitoso método que rompió con sus antiguos criterios para formar futbolistas

Existe una dicotomía histórica en el prestigio futbolístico de Inglaterra. Por un lado, han inventado y reglamentado el juego. Tienen mucho mérito por ser la casa matriz del deporte más popular del mundo. También son campeones del mundo y su liga es una de las más valoradas del planeta. Sin embargo, por otra parte, el éxito de la Premier League depende mucho de los jugadores extranjeros y aquel título obtenido en Wembley en 1966 siempre fue muy discutido: el torneo dejó varios arbitrajes dudosos, incluso culminó con un gol fantasma. Desde entonces, las selecciones inglesas han llenado su mochila de frustraciones por no poder explotar el potencial de sus grandes jugadores. La consagración mundialista que debía ser una herencia se transformó en una pesada carga y el desconcierto trascendió a través del tiempo. Nunca lograron encontrar su propio estilo. Existía la conciencia y el respeto por su pasado, pero no pudieron construir una identidad.

Los cambios de paradigma suelen ser complejos, pero Inglaterra se decidió a mirar al futuro y crear una nueva historia. Elaboró un plan maestro y tuvo su recompensa este año. Invirtió más de 100 millones de libras en un complejo deportivo, nutrió a sus categorías menores y el revolucionario proyecto ha dado sus frutos: la selección de Inglaterra sub-20 se coronó campeona del mundo el pasado mes de junio y la sub-17 consiguió el mismo título este fin de semana. Dos campeonatos mundiales en pocos meses. Y no sólo eso. La sub-19 se consagró campeona de Europa y la sub-21 llegó a semifinales en el torneo continental, además de ganar el torneo Esperanzas de Toulon.

La desorientación futbolística ha quedado atrás e Inglaterra se ha despojado del sello aburrido, antiestético y poco efectivo que portó durante muchos años. Sus selecciones juveniles dominan la escena global a base de goles como consecuencia del juego. Las nuevas generaciones abren las esperanzas para el Mundial Qatar 2022. Nada es casual. Detrás del éxito internacional inglés hay una fórmula que logró romper con los antiguos criterios de formación de futbolistas y les sacó a sus jugadores el cartel de "promesas que no ganan nada".

St. George's Park, la piedra fundacional

Hubo un tiempo en que vestir la camiseta de las juveniles de Inglaterra significaba haber sido uno de los pocos talentos que había llegado al primer equipo de alguno de los clubes de la Premier League. "Nunca conocía a mis compañeros. Cuando jugué en los equipos juveniles de Inglaterra, realmente no parecía que hubiera un plan para mi progreso. En aquel momento, si eras joven y te iba bien en tu club, entonces tenías la oportunidad de jugar para Inglaterra en tu categoría. Ese era el único criterio y no había una continuidad real de grupo", explicó en un artículo en la BBC el ex futbolista Jermaine Jenas, quien vistió la camiseta de los Tres Leones en todas sus categorías, desde la sub-15 en adelante, siendo capitán del Sub-19, Sub-20 y Sub-21. Siempre lo rodeaban de diferentes jugadores y la única razón por la que portaba el brazalete era por ser el jugador con más alto perfil.

Eso llegó a su fin cuando hace cinco años se inauguró el complejo St. George's Park, un lugar exclusivo de entrenamiento para dejar de usar las instalaciones del Arsenal o del Manchester United. La Federación inglesa (FA), que tardó 11 años en culminar el proyecto por distintos contratiempos, invirtió 105 millones de libras para construir este monstruoso predio que tiene 12 canchas, una de las cuales es una réplica exacta del campo de juego de Wembley. Posee salas de recuperación de última generación, con hidroterapia, biomecánica y gimnasios, además de salas para análisis de video, un centro médico y un complejo hotelero administrado por el Grupo Hilton.

Eso favoreció notablemente a la formación de los jugadores. Las estrellas de la selección absoluta comparten espacio con los jóvenes, los aconsejan y le transmiten sus experiencias. "No solo pueden ver cómo trabajan, pueden pedirles una opinión o algún consejo que alimente su confianza. Es una oportunidad de oro para los jóvenes. Por ejemplo, vi a Raheem Sterling, que es de la selección mayor, bajar las escaleras y agarrar a Joe Gomez, del Sub-21, para ir a jugar videojuegos con él. Es un detalle, pero marcará la diferencia a futuro", agregó Jenas.

El nuevo de ADN inglés

Antiguamente, el objetivo de los seleccionadores era formar un grupo con los mejores jugadores del momento. Eso se ha modificado y en el presente trabajan con grupos consolidados y por períodos más largos. Por ejemplo, 10 de los 11 jugadores de Inglaterra que fueron titulares en la final de Mundial Sub-20 ante Venezuela, ya han ascendido a la categoría Sub-21. El mismo principio se aplica para la selección absoluta. El entrenador Gareth Southgate trabaja en la misma oficina en St George's Park que Adrian Boothroyd, técnico del Sub-21, por lo que ya no son equipos completamente separados. De hecho, Southgate es un producto auténtico de las selecciones juveniles inglesas, ya que dirigió tres años al equipo sub-21 hasta que fue elegido para tomar el puesto de los Tres Leones el año pasado.

"Por supuesto, las cosas son un poco diferentes porque ahora Gareth (Southgate) es entrenador de la selección mayor, pero muchas cosas siguen igual. Solo alcanza con mirar a cualquier organización exitosa dentro y fuera del fútbol y, si hay una línea que corre de arriba a abajo, tienes la posibilidad de alcanzar objetivos", explicó Steve Cooper, entrenador del Sub-17, al sitio de la FIFA.

Al comienzo de este proyecto, los entrenadores realizaron un proceso exhaustivo, detallado e integrado junto a todas las partes interesadas ​​del fútbol inglés, para establecer las pautas de cómo querían que jueguen los equipos de Inglaterra y cómo pretendían entrenar a los jugadores. Desde entonces, el cuerpo técnico trabaja de forma integrada bajo los fundamentos del programa 'El ADN de Inglaterra', que comprende normas de juego y valores para la formación de futbolistas. La filosofía de juego se divide en cuatro pilares: el juego con pelota, el juego sin posesión, las transiciones y la flexibilidad táctica. Además de trabajar en las características técnicas y tácticas, nutren los aspectos físicos, psicológicos y sociales de sus jugadores. El programa se divide en tres etapas (5-11 años, 12-16 años y 17-21 años) y, en definitiva, buscan construir un futbolista que se adapte a un equipo que pueda dominar la posesión de pelota, que pueda elegir el momento adecuado para progresar en el campo y penetrar al rival, con capacidad de recuperar el balón tan pronto como sea posible y recursos para reaccionar anticipadamente al peligro creado por el rival.

Los frutos de la revolución

Esa filosofía se ha visto en los certámenes juveniles en los que Inglaterra ha sido protagonista a lo largo del 2017. El 10 de junio, la Sub-21 ganó el Torneo Esperanzas de Toulon, que no es una competición oficial de la FIFA ni de UEFA, pero sigue siendo un prestigioso torneo juvenil. Derrotaron a Costa de Marfil por penales en la final.

Al día siguiente, los jóvenes de la Sub-20 derrotaron 1-0 a Venezuela y se consagraron campeones mundiales, algo histórico para el país. Algunos de sus 12 goles en siete partidos fueron con jugadas de alto vuelo. El portero Freddie Woodman (Newcastle) ganó el Guante de Oro y Dominic Solanke (Liverpool) fue elegido mejor jugador del torneo. A final de ese mes, el Sub-21 terminó entre los cuatro mejores del Campeonato Europeo, un torneo que al mes siguiente ganó en la categoría Sub-19 y que en septiembre alcanzó la final el Sub-17.

La coronación de un año fantástico llegó en Calcuta, India. Inglaterra, que en 30 minutos perdía por dos goles y se marchó 1-2 al descanso ante España, logró traducir su dominio en goles y remontó el encuentro. Rhian Brewster, juvenil del Liverpool, llegó a su octavo gol en siete partidos y Philip Foden, una perla del Manchester City elogiada por Pep Guardiola, aportó un doblete. Inglaterra se impuso por 5-2 y levantó el trofeo del Mundial Sub-17. La superioridad física y futbolística evidenció, como en el resto de los anteriores torneos formativos, que las próximas generaciones llegaron para darle algunas vueltas de tuerca al tradicional fútbol inglés. Su futuro es muy prometedor.

Ha sido un verano estelar para Inglaterra y sus campeonatos mundiales en Sub-17 y Sub-20 son los mejores dividendos que ha dado el revolucionario proyecto que también intenta hacer una Premier League más doméstica, donde haya más ingleses protagonistas. Más allá de conseguir resultados internacionales, el objetivo también es producir mejores jugadores y que lleguen a posicionarse como lo hicieron Harry Kane, Dele Alli o Marcus Rashford, por nombrar algunos de los talentos locales. Si bien consiguieron el boleto directo y piensan en la Copa del Mundo del próximo año, la Eurocopa 2020 es el torneo al que apuntan como trampolín para deslumbrar al mundo dos años después, cuando se juegue el Mundial de Qatar 2022. Un título mundial con la selección absoluta es lo que los inventores del fútbol necesitan para pulir su reputación.


Fuente: Infobae