Facundo Gutiérrez, Rodrigo Schlegel, Augusto Lotti, Julián López, Nicolás Muscio, Luca Andrada, Iván Maggi, Thiago Banega y Carlos Alcaraz son los últimos juveniles que debutaron de manera oficial en Racing. No es lo único que los hermana: a excepción de Lotti, que nació en Capital Federal, son todos chicos de la zona Sur del conurbano bonaerense: López y Muscio de Avellaneda; Andrada, Maggi y Gutiérrez de Lanús; y Schlegel, de Banfield. Es la zona de influencia en la que desde hace unos años la Academia realiza la captación de talentos con la proyección de que algún día lleguen a primera. Además de Diego Milito, el máximo ídolo de la etapa moderna del club, que se crió en Bernal, las figuras de Ricardo Centurión, Rodrigo De Paul y Matías Zaracho (los tres de Avellaneda) también sirven como referencia para los chicos de la zona que sueñan con jugar al fútbol de manera profesional.
En el Sur no solo abundan los proyectos de futbolistas: también se multiplican los competidores. Lanús, Independiente, Banfield, Quilmes, Arsenal, los dos equipos de La Plata y, claro, River y Boca, que en materia de captación también llegan a todos los rincones del país. Por eso en los últimos años Racing transformó lo que antes era intuición, contactos o voluntad, en una estrategia. En distintos clubes de baby-fútbol del conurbano, principalmente en la zona de Avellaneda, Lanús, Quilmes y Florencio Varela, realiza periódicamente la "Copa Academia - Diego Milito". Son torneos relámpago en los que el club aporta los trofeos, las copas y las medallas. El año pasado se disputó cinco veces, la proyección para el 2020 es hacerla en diez ocasiones. Al equipo ganador se le regala un juego de ropa con el escudo del club de un lado y del otro, el de Racing.
Cuando la Academia desembarca en cada uno de esos clubes, la gran mayoría en zonas vulnerables, lo hace con banners que llevan gigantografías de De Paul, Milito y Zaracho, acompañados por una leyenda: "De Tita al Mundo". "Busco esos lugares porque todavía existe el potrero. Es donde podemos encontrar nuevos talentos. Es un éxito de demanda, porque hoy Racing funciona como un imán. En las últimas convocatorias de la selección había seis jugadores que salieron del Tita. En la competencia que hay con otros clubes por fichar al nene, eso suma", relata Ramón "Monchi" Medina, uno de los captadores de preinfantiles e infantiles.
A través de esa Copa Academia ven a unos 300 chicos al año. En 2019 quedaron en el club 12 niños de las categorías 2010, 2011 y 2012. A partir de ahí, comienza el largo trabajo para que de proyectos se conviertan en jugadores que puedan insertarse en el plantel profesional. La regla histórica de las divisiones inferiores del fútbol argentino señala que ese camino sólo lo recorren tres de cada 100 juveniles. En el caso de Racing, lo más probable es que casi dos de esos tres sean de su zona de influencia: de los últimos 30 futbolistas de inferiores que debutaron en primera, 18 nacieron en el área metropolitana. "Del Interior se buscan chicos que sean muy distintos. A esa edad, es muy difícil que vengan, se acomoden y después de tantos años en la pensión del club logren jugar. Además de que es una inversión muy costosa y que se puede evitar rastreando a los buenos proyectos que tenemos en la zona", explica Adrián Fernández, el presidente del fútbol amateur del club.
Desde el desembarco de Milito y su Secretaría Técnica, en 2018, la estructura de inferiores está a cargo de Miguel Gomis, casualmente el hombre que en edad de infantiles acercó al club al ídolo que estuvo vinculado a los cuatro títulos que consiguió la Academia en este siglo. La primera vez que Gomis trabajó con los juveniles de Racing fue en 1979; luego tuvo un largo camino de idas y venidas, a la par de los vaivenes institucionales del club. "Era otra época. Llegábamos a los predios en el micro y no nos dejaban entrenar porque no habían pagado. Teníamos que hacer trabajos al costado de la autopista. Ahora el club tiene un predio, un colegio y una pensión que son ejemplares".
Para Gomis, la etapa de captación en infantiles se define como sembrado. "A esa edad, lo que se mira de un jugador es la intención. Lo que pensó, porque después la resolución puede haber sido mala por falta de fuerza o de destreza", explica. En la mejora de la preparación táctico-técnica de sus proyectos también evolucionó Racing: en enero pasado un artículo del New York Times destacaba que "adopta métodos europeos para crear los jugadores que necesita". Refería, sobre todo, a la versión casera made in Avellaneda del Footbonaut, la máquina que inventó el Borussia Dortmund en la que un futbolista recibe una pelota dentro de una jaula con seis arcos que encienden sus luces aleatoriamente para que el jugador deba girar y patear al arco correcto en poquísimos segundos, listo para recibir la siguiente pelota y repetir el movimiento.
El plan 2018-2023 que involucra a toda la estructura de juveniles de la Academia también tiene como proyección cambiar la mentalidad y el concepto futbolístico de cada jugador de inferiores. Sólo uno (Schlegel) de los últimos 19 debutantes es defensor: el resto fueron arqueros, volantes o delanteros. "De mitad de la cancha para arriba, quizá solo con el talento alcanza. A los defensores hay que trabajarlos más", resalta Gomis, mientras muestra con orgullo en la sala de videos del predio Tita un gol de la quinta división de 2019 ante Boca, en la que uno de los zagueros centrales conduce la pelota y reinicia dos veces con el arquero una jugada que luego terminará en gol.
Cuando fue técnico de la Reserva, a mediados de la década del 90, Gomis dirigió a Nicolás Diez, hoy ayudante de Sebastián Beccacece. El entrenador de la primera y el coordinador de las inferiores se reunieron incluso antes de que Beccacece se oficializara como técnico. "Estamos buscando lo mismo, Miguel", fue el resumen de la charla. El rosarino armó un selectivo con 18 sparrings para que se entrenen a la par del plantel profesional en la pretemporada que realiza en el predio de la AFA. De esos jugadores, claro, siete responden al Sur del conurbano. Elías Machuca, el defensor central de 16 años que tuvo su estreno en el amistoso ante Atlhetico Paranaense, es nacido en Lanús. "El trabajo de captación en la zona se hace desde la época del gerenciamiento, aunque la tarea era más voluntaria. Estábamos en un momento muy malo. Yo trabajaba como utilero en el club y veía que todos los chicos de la zona iban para Independiente y Lanús. Y me empecé a meter en esa área porque me daba mucha bronca. Con gente amiga empezamos a explorar el baby. A través de los años se fue perfeccionando", traza la historia "Monchi" Medina.
Aunque ese sea el método más usado, no es el único camino para nutrir de juveniles a la primera. De una de las salas del predio Tita cuelga un mapa con chinches que marcan cada uno de los puntos en los que Racing, a través de sus captadores, fue a ver jugadores al interior. Según comenta Diego Huerta, el interlocutor que tiene la Secretaría Técnica en el predio Tita, lo llamativo es que comienza a haber una exploración hacia el Sur del país, una zona que antes era considerada árida para la aparición de proyectos, pero que gracias al crecimiento de clubes en la zona mejoró el trabajo con los juveniles patagónicos. También se rastrillan las categorías de inferiores del ascenso, donde la premisa es no comprar chicos si no llegar a un acuerdo con los clubes formadores para que se queden un porcentaje en caso de que el juvenil firme un contrato profesional. En el último año, el captador Carlos Lema observó 75 partidos de las categorías menores del ascenso. "Con un gesto a veces te alcanza para darte cuenta si un chico es bueno o no. Si hizo algo que te sorprende, sabés qué otras cosas puede hacer", explica. Así, Racing adquirió jugadores de Berazategui, Español o Camioneros, por ejemplo. Leandro Godoy, que forma parte del grupo de sparrings, llegó desde Berazategui.
"Entrenemos al club", es otra de las leyendas que se repite en el predio Tita. El trabajo en inferiores no es sólo con la pelota. "En la competencia que hay con otros clubes a la hora de intentar fichar a un chico, a los padres les mostramos el trabajo que existe atrás: el departamento de psicología, el médico, los asistentes sociales. Nosotros no ofrecemos plata como otros clubes, pero todos los días hay 50 chicos que almuerzan acá porque en su casa no lo pueden hacer", dice Miguel Gomis, que con sus manos dibuja dos calles: la izquierda marca el camino formativo y la derecha, los resultados. "Son avenidas paralelas, pero si trabajás bien en algún momento se juntan", dice mientras sonríe para apurar el dato que sigue a esa teoría: en 2019 la sexta de Racing se consagró campeón, algo que no pasaba en las inferiores del club desde 2005.
El resultado perfecto: la venta de jugadores trajo 65 millones de euros
El equipo podría formar con: Juan Musso; José Luis Gómez, Esteban Saveljich, Gastón Campi, José Luis Fernández; Rodrigo De Paul, Bruno Zuculini, Ricardo Centurión; Luciano Vietto, Lautaro Martínez y Roger Martínez. Entre los suplentes se alistarían Franco Zuculini, Valentín Viola y Luis Fariña. Son los 14 futbolistas que surgieron de las divisiones inferiores y que Racing transfirió desde 2008, cuando el club logró la reinstitucionalización tras los ocho años de gerenciamiento del fútbol de parte de Blanquiceleste S.A. Esos jugadores que la Academia formó y promovió se tradujeron para la tesorería en 65,7 millones de euros.
Ninguna campaña de socios, ningún título por más importante que sea ni tampoco un buen contrato por los derechos de televisión arrojan tanta luz a los balances de los clubes como una venta millonaria de un futbolista. Si bien en los últimos años Racing también se caracterizó por ser un club revendedor -Marcos Acuña, Gustavo Bou, Luciano Lollo, Renzo Saravia, Pol Fernández, los últimos casos-, la apuesta por los juveniles es la búsqueda constante para sostener las finanzas de un club que intenta dejar atrás décadas de caos institucional.
Resulta paradigmático que todo ese dinero surja del predio Tita, el lugar donde se entrenan las inferiores de Racing. Dos décadas atrás, esa zona de Avellaneda era un descampado, detrás de las vías del tren, que la municipalidad había cedido a cambio de que se pusiera en valor. En plena quiebra, un grupo de socios se enteró que hubo que suspender una fecha de divisiones inferiores porque Racing no tenía dónde hacer de local: los distintos predios del Gran Buenos Aires no abrían los portones por falta de pago. Entonces, esos hinchas decidieron hacer lo que no hicieron los dirigentes: autogestionados, financiados por rifas, donaciones y la ayuda de jugadores emblemáticos como Gustavo Costas y Fernando Teté Quiroz construyeron las bases del predio de ocho canchas, que en 2018 fue escriturado por Racing y que desde el año pasado tiene un proyecto de ampliación.
Allí se formaron y aprendieron a competir cientos de chicos, aunque estos 14 jugadores multiplicaron con las ventas la inversión del club. De esos nombres, cuatro estuvieron en la última Copa América de Brasil: Musso, De Paul, Lautaro Martínez y el colombiano Roger Martínez, que llegó a Avellaneda con edad de 4ta división. Referencias que sirven para que familias y proyectos de futbolistas elijan fichar por Racing.
Lautaro Martínez (16,8 millones de euros, a Internazionale), Roger Martínez (? 8,9 millones, a Jiangsu Suning, de China) y De Paul (? 6,5 millones Valencia) son las tres ventas top de jugadores que moldeados en el predio Tita. Otras transferencias millonarias fueron las de Luciano Vietto a Villarreal, por 5,5 millones de euros; Centurión y Musso, a San Pablo y Udinese, respectivamente, por? 4 millones cada una; Viola a Sporting de Lisboa, en US$ 5.000.000. Y también hubo otras menores pomposas, como los 800 mil dólares que pagó Estudiantes por Campi o los US$ 750 mil que desembolsó Levante, de España, por Saveljich.
Austeras o millonarias, las ventas suman a las arcas, más cuando el contexto económico fomenta el modelo exportador para los clubes argentinos. Ese fue uno de los puntos por el que los dirigentes no terminaron de lamentar la partida de Eduardo Coudet, el técnico que más tiempo estuvo en el cargo en este siglo, pero que sólo apostó por un juvenil: Julián López, el volante que a mediados de 2019 sufrió la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda. La llegada de Sebastián Beccacece apunta en ese sentido. "Trabaja con un grupo de chicos que entrenan a diario con nosotros. Hay varios juveniles que andan muy bien, ojalá que se puedan adaptar rápido al ritmo de primera y empezar a sumar minutos. Son el verdadero patrimonio del club", reconoce el capitán Lisandro López, otro producto de las inferiores de la Academia, aunque en otro contexto del club. El tiempo, y los resultados, marcarán si esa intención de los dirigentes y el cuerpo técnico se transforma en realidad.
Fuente: La Nación.